"En el fondo, hoy se siente, a la vista que ofrece el trabajo - me refiero a esa dura laboriosidad que se realiza de la mañana a la noche -, que éste es el mejor policía, pues frena a cualquiera y sabe impedir violentamente el desarrollo de la razón, de los apetitos y del ansia de independencia. Y es que el trabajo desgasta extraordinariamente la fuerza nerviosa y quita esa fuerza a la reflexión, a la meditación, a los ensueños, al amor y al odio; nos pone siempre ante los ojos una pequeña meta y concede satisfacciones fáciles y regulares. De este modo, una sociedad en la que continuamente se trabaja duro, gozará de la mayor seguridad: ¡y ésta hoy se adora como la divinidad suprema!".
(Friedrich Nietzsche, Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales).
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