ALGUNAS SUGERENCIAS PARA EL APARTADO DEL EXAMEN: COMENTARIO DE TEXTO.
a) y b). Estos dos apartados pueden hacerse conjuntamente.
Se enmarca el texto propuesto en La República, diálogo de madurez de Platón, en el libro VI o VII, según proceda, en la alegoría del sol, símil de la línea o mito de la caverna, según proceda. Se delimita la temática del fragmento y de la pieza donde se encuentra: ontológica (tipos de realidades, grados de realidad), epistemológica (tipos de conocimiento, grados de conocimiento), educativa, política, antropológica... En los fragmentos propuestos para la selectivad predomina la temática ontológica y epistemológica.
Se procede a explicar la pieza (alegoría del sol, etc) a la que corresponde el fragmento con todo detalle y se explica el fragmento dentro de la pieza completa. En ese contexto se explican las expresiones subrayadas.
Se puede vincular la pieza en cuestión con las otras dos si se cree pertinente.
c) En este apartado tenemos que dotar de sentido el texto propuesto y ello envoviéndolo con todo lo tratado en La República, enfatizando más una cuestión en función del texto concreto.
El Bien es algo que no tenemos que olvidar. Y caiga lo que caiga tendrá un lugar central, como principio ontológico y epistemológico que es.
Todos en todo buscamos el bien, de ahí la centralidad de dicha Idea. De ahí la necesidad de su conocimiento en todo lo que cocemos y hacemos.
Un zapatero persigue el bien, el bien del pié: un zapato bueno, útil, valioso para el pié, un zapato con excelencia, virtud. Para lograrlo el zapatero tiene que tener a la vista la Idea de Zapato, su esencia, sus propiedades. No cabe entender la Idea de Zapato al margen de la Idea del Bien. Su hacer se basa en el conocer. Y está el que sabe hacer zapatos y el que no.
Todo arte – nos dice Platón en el libro I de la República – no persigue sino el bien de aquello de que es arte. El zapatero el bien del pié, el pastor el bien del rebaño, el médico el bien del cuerpo, el político el bien de los gobernados.
¿Podemos imaginar una medicina o una zapatería basada en la ignorancia o en la mera opinión? El acierto seguro, no por pura suerte, va ligado para Platón al saber. Para obrar bien es preciso el saber (intelectualismo socrático). ¿Cabe imaginar una política –puesto que Platón traslada los razonamientos aplicados a la medicina y a la zapatería a la política – basada en la opinión? Cabe – diría Platón - y es lo que ha habido (ya timocrática, oligárquica, democrática o tiránica) – y así han ido las cosas: guerra, desgracia, avaricia, infelicidad.
Y este es el proyecto filosófico de Platón: una política basada en el saber, orientada al bien de los gobernados. De ahí su tesis central: el buen gobierno pasa por la coincidencia del poder político (saber práctico) y saber filosófico (saber teórico) en la misma/s persona/s (hombre/es o mujer/es).
Y en los textos aparece la máxima realidad (el Bien) y cómo accede gradualmente el alma – razón – del filósofo a su conocimiento. Y en definitiva nos presentan la educación que recibe el que ha de gobernar.
En este contexto se pueden entender todas las críticas a los políticos anteriores, a los sofistas, a los retóricos. Todos no eran sino amantes de la opinión, productores de sombras que no perseguían el bien de los gobernados, su areté o excelencia.
La excelencia del zapato es la que es y todos la conocemos. Pero, ¿cuál es la del ser humano? ¿En qué consiste? Consiste, como heredero de Sócrates y los pitagóricos, en que mande y gobierne la racionalidad. ¿Cómo ha de ser el alma o mente humana para que esto sea así? Ha de ser justa. La justicia es la areté humana en tanto ésta permite el predominio de la razón. Hay que investigar la Idea de Justicia, en tanto que bien para el ser humano.
No olvidemos que este es el objeto de éste diálogo: qué es la justicia. Que se inicia con una investigación dialéctica sobre lo qué es y sobre si es buena o no, si produce la felicidad o no; y que, frente a la postura de Trasímaco (y su elaboración por Adimanto y Glaucón) aparece la postura e investigación platónica.
Qué es la justicia en el individuo llevará a la pregunta por la justicia en el Estado, puesto que la justicia conduce a lo colectivo, a lo público: los piratas no podrían asaltar barcos si no fueran justos entre sí.
Para Platón el alma es un Estado pequeño – razón, fogosidad y apetito – y la justicia es lo que posibilita el dominio de la razón sobre los otros elementos. Y el Estado es como un alma en letra grande. Estado y alma se correlacionan y como es el Estado así es el alma de los ciudadanos y como es el alma de los ciudadanos así es el Estado. Por ello en el Estado también hay tres partes – gobernantes, militares, productores - y a la que corresponde gobernar en el Estado es a la que sabe- la razón del Estado -: al filósofo/a/s.
Siempre debe dominar la razón, el hombre se define por su razón. Quien sabe y conoce el Bien obrará bien.
El Bien es algo que no tenemos que olvidar. Y caiga lo que caiga tendrá un lugar central, como principio ontológico y epistemológico que es.
Todos en todo buscamos el bien, de ahí la centralidad de dicha Idea. De ahí la necesidad de su conocimiento en todo lo que cocemos y hacemos.
Un zapatero persigue el bien, el bien del pié: un zapato bueno, útil, valioso para el pié, un zapato con excelencia, virtud. Para lograrlo el zapatero tiene que tener a la vista la Idea de Zapato, su esencia, sus propiedades. No cabe entender la Idea de Zapato al margen de la Idea del Bien. Su hacer se basa en el conocer. Y está el que sabe hacer zapatos y el que no.
Todo arte – nos dice Platón en el libro I de la República – no persigue sino el bien de aquello de que es arte. El zapatero el bien del pié, el pastor el bien del rebaño, el médico el bien del cuerpo, el político el bien de los gobernados.
¿Podemos imaginar una medicina o una zapatería basada en la ignorancia o en la mera opinión? El acierto seguro, no por pura suerte, va ligado para Platón al saber. Para obrar bien es preciso el saber (intelectualismo socrático). ¿Cabe imaginar una política –puesto que Platón traslada los razonamientos aplicados a la medicina y a la zapatería a la política – basada en la opinión? Cabe – diría Platón - y es lo que ha habido (ya timocrática, oligárquica, democrática o tiránica) – y así han ido las cosas: guerra, desgracia, avaricia, infelicidad.
Y este es el proyecto filosófico de Platón: una política basada en el saber, orientada al bien de los gobernados. De ahí su tesis central: el buen gobierno pasa por la coincidencia del poder político (saber práctico) y saber filosófico (saber teórico) en la misma/s persona/s (hombre/es o mujer/es).
Y en los textos aparece la máxima realidad (el Bien) y cómo accede gradualmente el alma – razón – del filósofo a su conocimiento. Y en definitiva nos presentan la educación que recibe el que ha de gobernar.
En este contexto se pueden entender todas las críticas a los políticos anteriores, a los sofistas, a los retóricos. Todos no eran sino amantes de la opinión, productores de sombras que no perseguían el bien de los gobernados, su areté o excelencia.
La excelencia del zapato es la que es y todos la conocemos. Pero, ¿cuál es la del ser humano? ¿En qué consiste? Consiste, como heredero de Sócrates y los pitagóricos, en que mande y gobierne la racionalidad. ¿Cómo ha de ser el alma o mente humana para que esto sea así? Ha de ser justa. La justicia es la areté humana en tanto ésta permite el predominio de la razón. Hay que investigar la Idea de Justicia, en tanto que bien para el ser humano.
No olvidemos que este es el objeto de éste diálogo: qué es la justicia. Que se inicia con una investigación dialéctica sobre lo qué es y sobre si es buena o no, si produce la felicidad o no; y que, frente a la postura de Trasímaco (y su elaboración por Adimanto y Glaucón) aparece la postura e investigación platónica.
Qué es la justicia en el individuo llevará a la pregunta por la justicia en el Estado, puesto que la justicia conduce a lo colectivo, a lo público: los piratas no podrían asaltar barcos si no fueran justos entre sí.
Para Platón el alma es un Estado pequeño – razón, fogosidad y apetito – y la justicia es lo que posibilita el dominio de la razón sobre los otros elementos. Y el Estado es como un alma en letra grande. Estado y alma se correlacionan y como es el Estado así es el alma de los ciudadanos y como es el alma de los ciudadanos así es el Estado. Por ello en el Estado también hay tres partes – gobernantes, militares, productores - y a la que corresponde gobernar en el Estado es a la que sabe- la razón del Estado -: al filósofo/a/s.
Siempre debe dominar la razón, el hombre se define por su razón. Quien sabe y conoce el Bien obrará bien.
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Y se pueden hacer precisiones sobre el sistema educativo y todo aquello que nos parezca apropiado para la comprensión del texto.
Y se pueden hacer precisiones sobre el sistema educativo y todo aquello que nos parezca apropiado para la comprensión del texto.
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